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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 9 de agosto de 2010

Con estos taurinos, ¿para qué hacen falta los antitaurinos? / Por José Ramón Márquez


El Torero de la Importancia quería matar la de Cebada Gago


José Ramón Márquez

Lunes, 9 de Agosto de 2010.-‘Por respeto’, dicen. Que han ido a la corrida ‘por respeto a la afición’, que estuvieron al borde del plante los toreros y las cuadrillas en El Puerto, que a quién se le ocurre rechazar 9 toros de Zalduendo que venían preparados para la importancia del importante, para el descacharre del descacharrador y para el toreo náutico del torero de la haute couture. Y avisan, en un comunicado, de que los que han aprobado ‘tienen menos trapío y menos peso que los rechazados’ para que se vea que son escrupulosos y que a ellos el trapío y el peso son cosas que les importa, y mucho.

¿Y quién es el presidente para echar a los Zalduendo? Divisa navarra, antigüedad de 1814. Pura historia del toro bravo hasta que apareció el apellido Domecq por allí. Y esos, de acuerdo a sus inclinaciones bien conocidas, eliminaron lo anterior para ponerlo todo de Jandilla y profanaron la Z, como vienen haciendo con todo lo que tocan.

Bueno, pues los tíos, los tres toreros, los nueve peones y los seis picadores, no se han planteado plantarse porque, Jandilla por Jandilla, lo que ellos querían era matar la de Cebada Gago, que ésa se la dejan para el día de la Virgen a Jesuli de Torrecera, Alejandro Morilla y Antonio José Blanco, que hasta en Domecq hay clases. La rabieta se la llevan porque les quitan las porquerías de Zalduendo, que sabemos a ciencia cierta que sólo con verlos te entran ganas de vomitar; que anda que no habrán estado pasando por la finca cincuenta veces los veedores, padres, madres y perritos que les ladre y nada les habrá convenido, para que luego lleguen unos veterinarios y después de tantas vueltas, echen a la calle a los toros tan elegidos y tan seleccionados, tan requetevistos, tan sobados, que así no hay quien triunfe ni quien descacharre un peluco, ni esté importante, que dan ganas de cogerse a la novia y a los fotógrafos del Hola y volverse al yate, a Córcega, que los que saben de esto son los profesionales, ¡hombre!

El Torero de la Silla quería matar la de Palha

Y el Torero del Yate quería matar, no la de Victorino,
que para él ese hierro es "una vulgaridad",
pero sí la del Conde la Corte

1 comentario:

  1. Me ha encantado esta composición de fotos. Y la pena es que esta es la p...realidad.

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