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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

lunes, 29 de agosto de 2011

COLOMBIA: LA POLITICA Y LOS TOROS / Por ENRIQUE CALVO “EL CALI”


LA POLITICA Y LOS TOROS

ENRIQUE CALVO “EL CALI”
DESDE EL PALCO

 Agosto 2011
En Junio de éste año se conformó en la Ciudad de Cali, una Federación animada por un grupo entusiasta de aficionados a la Fiesta de los Toros. En dicha entidad confluyen aficionados de distintas ciudades del país, todos movidos primero por su afición irrestricta a una de las fiestas con mayor raigambre cultural engendrada por nuestros antepasados conquistadores.

El grupo en términos generales coincide en que la Fiesta de los Toros debe retomar una actitud seria especialmente en cuanto toca al elemento fundamental que es el TORO BRAVO. Situación que no sería difícil de mejorar si las llamadas Figuras tuvieran la entereza y la capacidad de digerir que para salvar la Fiesta, solo bastaría en presentar un espectáculo auténtico en donde el TORO debe ser el rey de la Fiesta.

El otro punto que se toma en cuenta es el precio del espectáculo, situación nada fácil de dilucidar. Entremos en materia; el costo del elemento fundamental El TORO. Antes de los años 80 el TORO tenía el precio real para los tiempos que corrían. Con la llegada del narcotráfico a todos los estamentos de la vida social colombiana el precio del TORO subió a unos emolumentos exorbitantes que perdura hasta nuestros días.

A la anterior ecuación se suma el precio de las figuras del toreo que se pegan a rueda de la máxima figura del momento el maestro Cesar Rincón. El costo de las entradas o boletas como quiera llamarse, llega a unos puntos imposibles de alcanzar la clase media hacia abajo y poco a poco el pueblo se ha retirando de las taquillas debido a su escaso poder de compra.

Se supone que las personas que están o han estado al frente de los destinos de la Fiesta, son aficionados ante todo y grandes conocedores de los entresijos del espectáculo. Es también de suponer que estos modestos empresarios pondrían toda su experiencia al servicio de la Fiesta. Es posible que lo hayan intentado, pero el negocio del TORO es el negocio más mafioso del mundo. Allí no entra el común, incluidos los mismos españoles.

Por lo tanto la gestión es compleja y necesita desafortunadamente del concurso de la “mafia” española. Situación que no han sabido digerir nuestros empresarios. Esta estirpe (española) en los últimos 20 años se ha aprovechado de la escasa capacidad de negocio de nuestros empresarios para pedir por sus toreros precios fuera del mercado. De nuevo han hecho la América con unos pocos ganaderos que no han permitido además que haya competencia con nuevas ganaderías, no solo de las llamadas mal habidas.

Por todo lo anterior y mucho mas es que los aficionados están ávidos de encontrar el camino que cause una revolución taurina, que contrarreste el éxito que mediante la unión han llevado adelante los grupos animalistas sin respetar el derecho a la pluralidad, a la diversidad cultural, el derecho al trabajo y el derecho mas grande de una persona, la libertad de expresión que proclama nuestra Carta Magna.

Ellos han conseguido aprovechando los colores y la afrenta política cerrar uno de los bastiones mas importantes de la Fiesta, la Plaza de Toros de Barcelona el pasado octubre, este hecho ha tenido una repercusión desafortunada al interior de la Fiesta en todo el resto del mundo taurino.

Los también malamente llamados taurinos no nos hemos unido para enfrentar los adversarios con argumentos contundentes. Nos hemos escondido y camuflado en la sociedad, nos ha dado vergüenza declararnos taurinos abiertamente.

Olvidamos que el espectáculo de los TOROS tiene unos arraigos y una historia tan digna e importante como la de un Lord. Hemos olvidado que si tiene ese arraigo popular es justamente por su CULTURA que atrae a propios y extraños a través de la música, la pintura, escultura, las letras, la poesía y el baile sin dejar por fuera la gastronomía.

Que decir del impacto formal e informal que genera en la economía de las poblaciones o ciudades donde el espectáculo es sinónimo de Recreación sana y fuente principal del turismo.

Volviendo a nuestro terruño somos mal contados, medio millón de aficionados, me refiero desde el de hueso colorado hasta el que va casualmente. Nuestros empresarios deben aprovechar el calor de estos aficionados para desarrollar políticas conjuntas que promuevan nuevos espectáculos y nuevos valores de la Tauromaquia. Los aficionados están dispuestos a respaldarlos, lo que no soportan mas es la apatía y falta de imaginación.

La historia nos muestra como los distintos estamentos de la sociedad llevan al Congreso de la República a legislar para sus propios intereses, al político de turno, v/g los antitaurinos. En Medellín y Bogotá tenemos algunas muestras en el Concejo y el Congreso respectivamente.

. La pregunta es ¿Dónde está el medio millón de aficionados amantes del toreo en Colombia?

Organizados podríamos tener defensores en todos los cargos de elección popular. Lancemos un S.O.S. que avive y desarrolle la CULTURA TAURINA, amparo tenemos en la Constitución Colombiana, en la Ley Taurina Colombiana y en las Sentencias de la Corte Constitucional Colombiana que proclaman la Fiesta como aspecto cultural.

Las oportunidades hay que aprovecharlas, Francia ha demostrado que el espectáculo de los TOROS es propiamente Cultural declarándolo su Ministerio de Cultura PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL con la complicidad y la unión de otro medio millón de aficionados, estos si convencidos del aspecto CULTURAL.

En las próximas elecciones del mes de octubre debemos llevar nuestros propios candidatos a los cargos de elección popular cambiando nuestro voto a favor del político que defienda nuestra CULTURA TAURINA como PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE COLOMBIA. Es totalmente lícito querer defender lo que amamos.

Mas de un político estará dispuesto a apoyar la Fiesta si denotan que estamos todos unidos por un mismo objetivo tanto en las urnas como en el ruedo y fuera del ruedo.



1 comentario:

  1. claro y valiente articulo,deberíamos tener nuestros representantes, que defiendan el toreo,aparte de los toreros

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