la suerte suprema

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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 17 de enero de 2013

Ángel Peralta y Paco Ojeda se perfilan para los Premios de CUltura.



Ángel Peralta
 se perfila como ganador de la medalla de Oro de bellas Artes

Paco Ojeda,
I Premio Nacional de Tauromaquia


Andrés Amorós / ABC
Se perfila como merecidísimo ganador de la Medalla de Bellas Artes el caballero Ángel Peralta. Quizá no le acompañe en la distinción Diego Puerta, en contra de lo que se había comentado, porque este galardón no está pensado para alguien que ha fallecido. (El caso de Pepín Martín Vázquez fue excepcional: la concesión coincidió cronológicamente con su muerte). También parece probable que el primer Premio Nacional de Tauromaquia se otorgue a Paco Ojeda, un diestro de enorme personalidad.

El maestro Antonio Burgos ha defendido reiteradamente, con toda razón, la concesión de la Medalla de Bellas Artes a Ángel Peralta, el gran renovador del rejoneo. Según Cossío, “el rejoneador más espectacular que ha producido esta afición, entre españoles”.

Sus hazañas taurinas son innumerables: los trofeos de Sevilla, donde cortó el primer rabo concedido a un rejoneador; las puertas grandes de Las Ventas; el récord absoluto de actuaciones, en una temporada: 126, en el año 1971.

Su inquietud artística le llevó a realizar nuevas suertes y formas del toreo a caballo; también – un caso singular - a escribir sus vivencias en libros como “Cabriolas”, “Caballero torero”, “Cucharero”, “Desde mi caballo”... A ellos se suma ahora uno más, “El mundo del caballo y del toro, a cielo abierto” (ed. Almuzara), que he tenido el honor de prologar.

Combina en él reflexiones históricas (cómo nace el rejoneo), con observaciones técnicas, nacidas de su experiencia: los aires del caballo torero; las suertes; el milagro del temple... Une a eso relatos, anécdotas y breves sentencias, a las que denomina “Cabriolas”, en las que condensa sus reflexiones sobre la vida.

Y, junto a la prosa, los poemas, de vena popular: sonetos, décimas, sevillanas, romances o coplas. Los dedica a figuras del toreo, a lugares, a sentimientos, a momentos de la lidia...

Para este “Centauro de las Marismas” (así le bautizó el ganadero Antonio Pérez), el caballo es el amigo ideal: fiel, valiente, leal, sincero. “En sí mismo, es ya un arte de la propia Naturaleza”. Por eso se identifica tan profundamente con su caballo: “Éramos dos en uno”. Y lo utiliza, metafóricamente, para lo más íntimo: el caballo “de mi mente, de mi inquietud”. Concibe la vida como un sabio galope: “Galopando, galopando / por el ruedo de la vida / llevo la rienda prendida / en la cintura del mando”.

Así sigue, hoy mismo, Ángel Peralta: sentado en la montura, respirando el aire dulce del campo andaluz. Ha hecho poesía a caballo y la sigue haciendo ahora, cuando escribe “a cielo abierto” (como reza el título de este nuevo libro). Merece todas las medallas este veterano y gran jinete.

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