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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

miércoles, 17 de febrero de 2016

Mérida: Amigos taurinos / por Fortunato González Cruz



"...Y también hay que decir que en medio de la polarización que desencuentra, en Mérida los toros nos une y eso explica buena parte del éxito de nuestra feria, que se la deseamos a Caracas, a Valencia, a Maracaibo y a todas las plazas donde otrora vivimos grandes tardes de toros..."

Amigos taurinos: 

Fortunato González Cruz
He leído respetuosamente los comentarios sobre nuestra Feria del Sol 2016, todas respetables aunque algunas poco prácticas, como la que recomienda que sólo acudan a la plaza los que saben de toros y no van ni a divertirse ni a emborracharse. ¡Ni en Madrid, ni en Bilbao, ni en Nimes! La diversión es otra cosa puesto que muchos van a los toros con la esperanza de que una buena faena produzca el arrobamiento de, valga el ejemplo, “La Reina de la noche” de La Flauta Mágica. 

Recuerdo la faena de Enrique Ponce a “Baltazar”, que produjo por momentos un impresionante silencio en la plaza. En cuanto a la cuestión etílica, creo que muy pocos van a los toros a emborracharse, al menos en Mérida. Beben, sí, en los tendidos y en las barreras, solo que arriba quizás no abunde el whisky. Uno que otro (y una que otra) saldrá con tragos de más, pero la inmensa mayoría va a los toros, como lo testimonia los llenos del viernes 5 y el lunes 8 cuando actuó Enrique Ponce. Además, en esta feria 2016 no se produjo en la plaza ni una sola trifulca y nadie fue atendido en la enfermería por intoxicación etílica. Es injusto calificar a los aficionados taurinos que van a los tendidos como ignorantes y borrachos. Muchas veces he visto los toros desde allá y me consta que hay tanta afición como en los bajos. En fin, la fiesta en Mérida está amenizada por la Banda Taurina de La Mesa de Los Indios, de extraordinaria calidad, con más de 180 partituras y en todas las corridas estrena al menos un pasodoble, este año 10. Con esa calidad musical es difícil pasarla mal, como a veces la hemos pasado en Las Ventas, más aburridos que un caracol.

Respecto de los toros la cuestión es pavorosa. Veamos: Algunos toros se vieron anovillados. Y ¿los toros en Caracas? ¿Los toros en Valencia? ¿En Maracaibo? ¿En Valle de la Pascua? ¿En Barquisimeto? ¿Y qué decir de San Cristóbal? En Venezuela no se usa el guarismo que indica la fecha de nacimiento del toro y los ganaderos se cuidan de no decir nada al respecto, con lo cual sólo le queda a los veterinarios de la plaza recurrir al examen dental, que por razones de seguridad personal sólo lo pueden hacer después de muerto el animal. ¿Falta de peso? Sin duda difícilmente saldrán en Mérida toros de Las Ventas a menos que algún criador nacional los suministre, porque los colombianos, ecuatorianos, peruanos, mexicanos y españoles que alguna vez vimos aquí están, por ahora, fuera de nuestro alcance, y también nos han llegado chicos. ¿Que algunos toros estaban gordos? Si, y tenían trapío y al final se quedaron sin motor. Tengamos claro que lo determinante es la casta y la edad, y en el peso lo verificamos en una doble romana mecánica y electrónica, y se da la tolerancia por la distancia de la finca a la plaza. No he visto corrida ni en Las Ventas donde algún toro no se raje, o no sea apto para la lidia y se devuelva. El toro es la materia prima y en este ferial los hubo y en tal calidad que se escuchó música en casi todas las faenas. Desde hace 34 años, en el “Manual del Aficionado Taurino”, este año presentado en la Academia de Mérida, se incluye el examen postmortem de los toros con fotografías de las dentaduras. 

En Mérida tenemos algunas particularidades: Un alto porcentaje de los asistentes a la plaza son jóvenes a quienes les gustan las corridas aunque no se hayan leído al Cossio. Casi todos son tropicales y les gusta la caña no por borrachos sino por alegres. ¡Y las corridas se mezclan con el carnaval! Nuestros toros son tan gochos como la mayoría de los aficionados, aunque Cruz de Hierro acuse un bajón que nos preocupa y los Marañones ya no están, ni los Grisolía. Y los toreros venezolanos o son de la casa o gustosos vienen a Mérida de otras regiones del país y saben que aquí se quieren y admiran. Los tres prospectos más destacados en Francia y en España son también gochos. 

Hay que decir que en la Comisión Taurina de Mérida se mezcla el mosto de solera con el vino nuevo, la mayoría abonados, catedráticos de la ULA sin otro interés que servirle a la afición y a la fiesta, sin improvisaciones ni arreglos de urgencia¸ ni vínculos políticos, ni intereses de empresarios, ganaderos, casas ni toreros. A veces les ha correspondido lidiar toreros y apoderados mañosos y sinvergüenzas que amenazan con acabar con la feria. Seguramente la afición recuerda el año pasado la conducta reprochable de Morante de La Puebla, silenciada por los medios especializados ¿Qué meten la pata? Por supuesto, y la pagan caro con la pita que reciben y la dura crítica de la afición. Y también hay que decir que en medio de la polarización que desencuentra, en Mérida los toros nos une y eso explica buena parte del éxito de nuestra feria, que se la deseamos a Caracas, a Valencia, a Maracaibo y a todas las plazas donde otrora vivimos grandes tardes de toros. Por lo pronto dispónganse a venir a Mérida el año que viene a celebrar los 50 años de nuestra plaza. Les aseguro que habrá razones para levantarse y gritar OLÉ…! a todo pulmón y para hacer crítica, porque Mérida es de lo poco que aun vale la pena criticar.



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