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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 25 de febrero de 2016

Wenger tiene menos sangre que el cochero de Drácula / por Juan Manuel Rodríguez


"No tenemos absolutamente ninguna posibilidad de pasar la eliminatoria". Si yo fuera el propietario del club le habría puesto de patitas en la calle nada más conocer estas declaraciones.



Wenger tiene menos sangre que el cochero de Drácula

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". La frase, simple pero genial, no es mía sino de Albert Einstein, y cabría aplicársela a Arsene Wenger, tozudo a la hora de plantear una y otra vez la misma táctica contra el Barça y siempre con idéntico resultado negativo para el equipo londinense, la eliminación más dolorosa a las primeras de cambio. 
El Arsenal entró al campo derrotado, presentó tibia oposición mientras le aguantaron las fuerzas y luego, cuando éstas le abandonaron del todo, simplemente se dejó llevar y, como los agonizantes, se dirigió hacia la luz con disciplina espartana. Wenger, que no maneja precisamente un presupuesto de tres al cuarto, entró al campo vencido y, después del 0-2, salió aún más hundido de lo que había entrado y declaró lo siguiente: "No tenemos absolutamente ninguna posibilidad de pasar la eliminatoria". Si yo fuera el propietario del club le habría puesto de patitas en la calle nada más conocer estas declaraciones.

"Goles de calidad". Es un nuevo concepto. Como el de la "Liga de las sensaciones". Un concepto, por cierto, aplicable siempre a los goles que marca Messi y jamás a los que anota Cristiano. Hace una semana, Cristiano marcó el 0-1 en Roma pero debe ser que aquel gol no tuvo la suficiente "calidad" como para ser destacado en la prensa, que sin embargo levita con los de Messi. La victoria del Barça en campo del Arsenal se ha convertido poco menos que en una tradición como la de las uvas el 31 de diciembre o el roscón en Reyes pero el Real Madrid (¡y bien que se recordó en la víspera!) llevaba no sé cuántos años sin eliminar a un equipo italiano de la Copa de Europa y Cristiano (¡y bien que se le recordó también a él!) llevaba desde noviembre sin marcar fuera del estadio Santiago Bernabéu. Pues bien: marcó fuera Cristiano y al fin dejó casi apeado el Real Madrid a uno de esos durísimos equipos italianos pero, aún así, no pudieron leerse en ningún sitio esos almibarados titulares, rayanos en la cursilería pura y dura, que sin embargo sí se le aplican, con una generosidad fronteriza con el peloteo puro y duro, a Messi, y que no reproduciré aquí en aras al beneficio mental del lector y al objeto de no provocar arcadas.

Conclusión: a diferencia de los de Cristiano, los goles de Messi sí son de calidad, y también lo son las victorias fuera del Barça. Aquí, en la prensa española, tras el 0-2 de Roma, al equipo italiano se le acusó de todo menos de haberse dejado ganar: que si era una banda, que si estaba roto, que si no era competitivo... ¿Y el Arsenal? ¿Qué es el Arsenal?... Y, sobre todo, ¿qué calificativo cabe aplicar a un entrenador de uno de los equipos importantes de la Premier que, ante su enésimo partido ante el Barça y después de una derrota en casa, sale a rueda de prensa a decir que no tienen absolutamente ninguna posibilidad de 
remontar. 
Pues si usted, señor mío, no tiene posibilidades de remontar con Alexis, Özil, Walcott, Giroud, Chamberlain, Cazorla, Cech y compañía, a lo mejor lo que tiene que hacer es irse de ahí y dejarle el asiento del banquillo caliente a otro entrenador con más conocimiento y, sobre todo, con un poquito más sangre en las venas. Porque usted, querido Arsene, tiene menos espíritu combativo que el cochero de Drácula.

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