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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

jueves, 14 de diciembre de 2017

Más toreros y menos toros / por Carlos Bueno




Sube el número de profesionales taurinos y baja la cifra de espectáculos organizados. Hay menos ganaderías y toros pero más escuelas de tauromaquia y novilleros. Más población activa y menos trabajo; menos materia prima y más postulantes. Los datos son tan ilógicos como preocupantes.

Más toreros y menos toros

Según los datos del Ministerio de Cultura, en 2015 se celebraron 1.736 festejos taurinos, 132 menos que en 2014, y hubo 10.481 profesionales inscritos, 287 más que el año anterior. Menos festejos pero más profesionales. Menos trabajo pero más trabajadores. No es lógico.

La pasada semana el Ministerio publicó de nuevo su Anuario de Estadísticas Culturales, en este caso el correspondiente a 2016, dentro del cual, por supuesto, se incluía la Estadística de Asuntos Taurinos. Los números vuelven a cantar a favor de la ilógica. 1.324 ganaderías, 17 menos que en 2015, y 1.598 festejos taurinos celebrados, 138 menos que la campaña anterior. Es decir, descendió la materia prima y también la oferta de trabajo, y sin embargo aumentó en 5 el número de escuelas taurinas hasta situarse en 58, y subieron los profesionales inscritos hasta 10.692, 211 más que un año antes. Algo falla.

En la actualidad hay 823 matadores que podrían ejercer como tales, aunque sólo unos 150 consiguen vestirse de luces al menos una vez al año. También son 150 los novilleros que hacen algún paseíllo, pero supuestamente en activo hay 3.168 sumando los que actúan con caballos y sin ellos. Teniendo en cuenta que la estadística ministerial señala que 386 de los festejos celebrados fueron corridas de toros y que 200 fueron novilladas con picadores, la descompensación parece evidente. O sobran muchos novilleros o deberían organizarse más novilladas.

Posiblemente sea cuestión de las dos cosas, pero preferiría que subiese el número de festejos menores porque de ello depende en gran parte el futuro de la Fiesta. Difícil solución que pasa, entre otras circunstancias, por el abaratamiento de ese tipo de espectáculos. Me refiero a una disminución de los costes de producción que deberían estar bonificados con una rebaja sustancial del IVA, y por supuesto que eso repercutiera de verdad en el precio de las entradas.

Siguiendo con la estadística existen 405 rejoneadores de los cuales sólo un centenar actuaron en los 172 festejos que para ellos se organizaron. Banderilleros y picadores hay 2.918, casi nada. Y atención, 3.198 mozos de espada, 90 más que al pasado año, lo que significa que el 29,9% de los profesionales taurinos son de este gremio. Afortunadamente, y a pesar de las prohibiciones que algunas Comunidades Autónomas han impuesto a los enanos para ejercer su trabajo, todavía existen 180 toreros cómicos.

Son cifras para la reflexión. Sinceramente me parece que no hacen falta tantos profesionales. Tampoco pretendo que se efectúe ninguna criba con ellos, pero me sorprende que a pesar de que cada temporada se organizan menos espectáculos el número de posibles actuantes siga aumentando. Sería oportuno que, más allá de los números, creciera el interés de los toreros de todos los escalafones. Con ello subiría la cifra de espectáculos de forma natural y entonces hasta sería lógico que se incrementasen los festejos. Eso sólo está en sus manos, en las de los profesionales que se ponen delante.

Y en las manos de los empresarios taurinos está preocuparse un poquito más por la base. Deberían hacerlo por afición, por compromiso, por convencimiento, por gratitud, por corporativismo… y si no lo hacen deberían tomar cartas en el asunto las instituciones que redactan los pliegos de condiciones de alquiler de las plazas. No puede ser que, a pesar del panorama político reinante, podamos estar presumiendo de que suben las vocaciones y, sin embargo, cada vez tengan menos oportunidades. Eso es de malos aficionados, de desentendidos y de falta de compromiso con la Fiesta, porque, repito, va en ello el mañana de la tauromaquia.

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