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Pepe Bienvenida / La suerte suprema

viernes, 16 de marzo de 2018

5ª de Fallas en Valencia. Fuente Ymbro, 6; José Garrido, 1 en otra corrida desperdiciada / por J.A. del Moral ·



Valencia. Coso de la calle Xátiva. Jueves, 15 de marzo de 2018. Quinta de feria con media entrada. Seis Toros de Fuente Ymbro, muy serios, con movilidad y manejables con los problemas inherentes a la casta. El más rotundamente claro fue el sexto. Sobre todo por el pitón izquierdo.
Juan Bautista Jalabert (azul marino y oro): Pinchazo, estocada y descabello, aviso y silencio. Dos pinchazos y estocada corta, silencio.
Daniel Luque (davidoff y oro): Estocada trasera, palmas con saludos. Pinchazo y estocada, silencio.
José Garrido (verde botella y oro): Pinchazo y estocada, aviso y silencio. Pinchazo y estocada, oreja con petición de otra.

Magnífico en palos Antonio Chacón en el sexto.


5ª de Fallas en Valencia
Fuente Ymbro, 6; José Garrido, 1 en otra corrida desperdiciada


Parece ser que los veterinarios de la plaza de Valencia se están pasando de exigentes en los reconocimientos. La corrida de ayer, de la prestigiosa ganadería de Fuente Ymbro, quedó diezmada en el primer reconocimiento, en el segundo se rescataron algunos de los rechazados y el ganadero tuvo que traer otros del campo. Por cierto, en el último viaje del envío se escapó del camión uno de los toros y cundió el pánico en la carretera. No me choca lo del pánico dada la seriedad de los ejemplares que se corrieron ayer en Valencia. Toros de agresivas cornamentas, algunos tan serios que parecieron para Madrid o Bilbao… O incluso para Pamplona. Y lo de pánico debió contagiar a los tres matadores a los que vimos por debajo de sus respectivas famas hasta que, por fin, el tercer espada, José Garrido, se sacudió los miasmas y logró cortar la oreja del sexto tras una sabrosa faena que fue de menos a muy más por naturales culminados con una certera estocada. Fue el único momento de la tarde en que los tendidos despertaron de una especie de mal sueño porque hasta este feliz final, es espectáculo resultó entre decepcionante y aburrido.


Al matador francés de Arles, Juan Bautista Jalabert, llevamos ya dos años viéndole no solo en plena forma física y mental, también notabilísimamente mejorado. Formalmente. Tanto en su fondo como en sus formas. La temporada pasada anduvo realmente superior. Totalmente despejada su proverbial frialdad. Bueno. Pues ayer, monsieur Jalabert entró de nuevo en la nevera… Prudentísimo. Yéndose del sitio antes de terminar los pases. O sea, temeroso. Y, desde luego, desconocido. En fin. 

La oportunidad para la terna se pintaba esperanzadora. Fallas y televisión. Los tres toreros de ayer tuvieron sobrada oportunidad de empezar la temporada por todo lo alto a poco que hubieran expuesto sin perder la cabeza. Ya lo acabo de decir respecto al más veterano Juan Bautista. Pero, ¿y Daniel Luque?. ¿Y José Garrido?…


Daniel Luque lleva demasiado tiempo como desaparecido del combate tras dos o tres temporadas en alza y hasta rozando con los dedos la categoría de figura. Indiscutiblemente, Luque lleva la moneda del arte y hasta diría que del valor… Pero no sé por qué, de repente se hundió y hasta pareció desaparecer del firmamento torero. Últimamente, vuelve a tener la oportunidad de ser quien verdaderamente es. Y ayer, al primer tapón, zurrapa… Ni un gramo expuso en su muy gris actuación salvo en algunos momentos. Especialmente con el capote en su recibo por verónicas del quinto toro en las que volvimos a verle resplandeciente. Pero no bastan los fogonazos por bellos que sean. Que lo fueron…




José Garrido nos encantó en aquella novillada matinal de Bilbao hace ya tres, cuatro años…? No recuerdo bien hace cuantos… El caso es que cada vez que le vemos, nos vienen a la memoria sus esplendidas labores frente a seis novillos en solitario. No acaba de reaccionar del todo una vez doctorado y ayer tuvo una nueva oportunidad de pegar un palmetazo en la mesa del toreo. Nada de particular frente al tercer toro que pasó en blanco y sin historia. Pero por fortuna, lo pegó y con fuerza frente al sexto y último toro de la tarde que fue excelente. El mejor del envío. 
Lanceó a pies juntos en el recibo con el capote y, aunque la faena tardó algo en tomar altos vuelos, los tomó con gran brillantez al natural, logrando que los tendidos no solo despertaran del sopor que había convertido la corrida en siesta generalizada, sino que se alborozaran hasta el punto de hacernos olvidad las más de dos horas de franco aburrimiento. Bien estuvo lo que bien terminó tras tanta decepción. La presidencia se negó a dar la segunda oreja pedida con fuerza. Yo la hubiera dado. La gente había estado hasta el gorro y necesitaba despertar con un final totalmente feliz…  
 

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